Las teorías de la conspiración, la desconfianza y la mala comunicación han promovido el escepticismo sobre las vacunas de COVID-19 en los países africanos, un potencial peligro para futuras campañas de vacunación.
Esta dinámica alimentada por los rumores que proliferan en las redes sociales es similar a la observada en los países occidentales. Hay más reticencias cuando se trata del covid-19 que hacia otras vacunas, explican varios expertos a la AFP.
«Es un alto nivel de escepticismo», dijo Ayoade Alakija, que dirige en África la estrategia de Convince, una iniciativa para la aceptación de la vacunación anticovid.
Entre los factores cita la impopularidad de los gobiernos y la desinformación. Una de las teorías, por ejemplo, sostiene que las vacunas se elaboraron para frenar el crecimiento demográfico del continente.
A veces son los propios gobiernos los que albergan sospechas. El presidente de Tanzania, John Magufuli, declaró a finales de enero que las inyecciones contra el covid eran «peligrosas para [la] salud».
La mayoría de los países africanos no han comenzado a vacunar. Muchos no han recibido ni una dosis, porque los Estados ricos las acaparan.
Y eso que los países africanos sufren una nueva ola de contagios. Mucho más fuerte que la primera, aunque sin comparación con las registradas en Estados Unidos, América Latina o Europa. Precisamente, esto reduce la sensación de emergencia sanitaria.
Moise Shitu, un camionero de 28 años de Lagos, la capital de Nigeria, está en contra de vacunarse. «Esto es una estafa de nuestro gobierno», opina. «Dicen que hay un coronavirus en Nigeria para ganar dinero».
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